REVOLUTION
TOWER O COMO LO CONOCEMOS “EL TORNILLO”
“Revolution Tower es uno de los
nuevos e imponentes edificios en Panamá”,
“Es el icono incomparable en el centro del distrito bancario en la
Ciudad de Panamá”, “La imponente
arquitectura panameña se anotó otro tanto. El rascacielos F&F Tower,
conocido popularmente como “El Tornillo”, fue escogido entre los 10 mejores
grandes edificios del mundo”,
“Para mí, ese “Tornillo” en los 20 años que llevo de arquitecto
es un insulto tanto para el clima como para nuestra propia identidad”. Esta y muchas opiniones más son las que he escuchado desde que
el conocido Revolution tower fue terminado en el 2011.
Todavía recuerdo hace tres años, cuando este rascacielos fue
terminado. Todos hablaban del famoso edificio, de sus 210 metros de altura, de
su forma en espiral, de las espectaculares vistas al océano y las parpadeantes
luces de la ciudad. Si le preguntaba a un turista o visitante, este nisiquiera
sabía donde quedaba la torre de Panamá Viejo pero seguramente conocía muy bien
el tornillo. Recuerdo una vez que hasta uno me contó de lo asombroso que era el
edificio por la tecnología que tenía. Pero ¿Qué pensamos nosotros, los
panameños, acerca de esto?
A pesar de que es una torre comercial que ofrece áreas de trabajo privadas y seguras y que
gracias a esto, Panamá actualmente le lleva ventaja a todos los proyectos
arquitectónicos de Latinoamérica, es una triste realidad a lo que ha llegado
nuestro país respecto al legado arquitectónico. Un país como éste, con una
historia y cultura muy marcada, debería estar rodeado de un paisaje que tenga
identidad.
En mi opinión personal, sin
menospreciar a quien creó el diseño, tal vez, este edificio se ha vuelto un
hito actualmente, un punto de encuentro o una belleza para nosotros, porque hay
que aceptar que realmente el edificio tiene algo que nos llama la atención.
Pero no dudo que nosotros como arquitectos, tenemos la responsabilidad de crear
arquitectura que se relacione con nuestro entorno, no una arquitectura que
pareciera estar “flotando” alrededor nuestro.
El panorama arquitectónico de
Panamá de hoy es tan diverso que rehúye un análisis fácil. La capital se ha
transformado en una mezcla de torres acristaladas cada vez más altas y caóticas
barriadas que se extienden por decenas de kilómetros. El pluralismo de estilos
refleja los gustos de una clientela dispareja y fragmentada. Algunos todavía
recuerdan que hace medio siglo no era posible construir sin tomar en cuenta el
clima. Lo que está pasando actualmente, es que la competencia entre arquitectos
es feroz, y los promotores intentan captar la atención con fachadas llamativas
y nombres rimbombantes sin tomar en cuenta lo que tienen alrededor.
Pienso que lo más sencillo sería
conformarse con transformar la ciudad de Panamá en un escaparate de rascacielos
de cien pisos, pero más interesante sería aprovechar la posición geográfica
excepcional del país para desarrollar una arquitectura sostenible digna de la
latitud tropical. Quisiera terminar diciendo una frase de Buda que me recuerda
mucho a este tema: “Si quieres conocer el pasado,
entonces mira tu presente que es el resultado. Si quieres conocer tu futuro
mira tu presente que es la causa”.
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