El Edificio Atalaya fue la
primera torre de condominios del país. Curiosamente su nombre hace mención a su
gran altura es sus tiempos, pues atalaya quiere decir literalmente “eminencia o
altura desde donde se descubre mucho espacio de tierra o mar”. Diseñada por
Calvin Stempel, único arquitecto panameño en estudiar con Frank Lloyd Wright, este
edificio ha logrado sobrevivir la falta de conciencia que vemos hoy día ya que
sigue en pie y no lo reemplazaron por otro proyecto “mejor”. Contaba con muchas
estrategias el cual la mayoría de las otras edificaciones no tenia como una
vista hacia la bahía. Es recordado como un edificio de lujo moderado con buenos
acabados por dentro y por fuera que contaba con dos estacionamientos por
departamento; un lujo no muy usual en la época. Lujo que hoy en día es
considerado un estándar y de hecho, se les queda chico a muchas familias
pudientes que poseen más de dos vehículos. Este es un claro ejemplo de cómo ha
crecido la población ya que hoy en día cada propietario de un apartamento exige
un edificio por cada miembro de la familia, el cual nos hace perder conciencia
sobre afectar al entorno. También explica por qué el tráfico de la ciudad es
tan pesado, pues en sólo dos generaciones se han, me atrevo a decir, duplicado
la cantidad de autos particulares.
Este edificio me ha parecido muy interesante desde hace mucho tiempo, en especial su entorno ya que está rodeado de muchas edificaciones mucho más altas pero este sigue siendo muy curioso. Todo esto fue mucho antes de estudiar arquitectura, y el hecho de que este pequeño edificio ya hubiese captado mi atención me parece digno de mención. Su nombre escrito en una de las fachadas hizo que permaneciera en mi memoria. El Atalaya ha llamado la atención de muchas generaciones y aún de “viejo” mantiene su encanto llamando la atención de las generaciones más jóvenes.
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