108 Años
Esta
cifra es la cantidad de años que el Teatro Nacional lleva llenándonos de
muchísima emoción. Este Teatro, inaugurado en 1908, ha hecho a muchos panameños
experimentar sentimientos diversos; tanto al disfrutar una obra como, para mí, simplemente
encontrarme dentro del mismo. Muchas veces hemos visto las clásicas fotos del
interior del Teatro, pero pocas veces o pocas personas hemos tenido la
oportunidad de entrar y tener esa sensación de sentimientos encontrados.
El Teatro Nacional, para mi sorpresa, fue el primer teatro monumental
construido en nuestro país. Los espectáculos, o lo más cercano a ellos, se
presentaban en una iglesia. Claramente, hubo una exigencia o demanda de parte
de la “elite” de la época por poder apreciar estos espectáculos u obras
teatrales en un lugar exclusivamente para eso. Esta exigencia llevó al gobierno
a contactar a Gennaro Ruggieri, arquitecto del teatro, a concebir esta
grandiosa obra. Ruggieri fue un arquitecto italiano, lo que quiere decir que ya
tenía experiencia en teatros; lo cual aquí no había, y como consecuencia lleva
a este Teatro Nacional a tener muchísimas características extranjeras y no
propias panameñas; como casi todas las construcciones de estos tiempos.
Adentrándonos un poco al contexto
histórico de este edificio podemos principalmente conocer que se pudo financiar
gracias a la firma del tratado Hay-Bunau Varilla. Con el dinero que se le fue
entregado a Panamá, el Teatro Nacional fue el primer proyecto dentro de la
lista para realizarse. También que en el año 1908, como mencione anteriormente,
el teatro fue inaugurado y esto coincidió
con la toma de posesión de José Domingo de Obaldía, segundo presidente de la
República. En este año ya éramos independientes y no formábamos parte de
Colombia.
Personalmente, pienso que las fachadas exterior del edificio no le hace
justicia al encantador interior que posee el Teatro Nacional. El INAC describe
este teatro como “una de las obras representativas
de la arquitectura neoclásica en el istmo”. En su exterior cuenta con pasillos amplios que
poseen una buena ventilación, arcos que acompañan estos pasillos y en su acceso
principal y a la vista, tres plantas. Su exterior es simple, sencillo y no tan
ornamentado como el interior. El neoclasicismo tiene como característica
principal que todo lo que se hace es funcional
y se tiene en cuenta el desarrollo social (Lo cual fue la razón de la
construcción del teatro). Además se reduce a lo esencial; esto lo vemos en el
Teatro Nacional ya que el diseño exterior
de este no da lugar a interpretaciones. En el libro del Arq. Eduardo Tejeira,
se menciona que la llegada de Ruggieri trajo a Panamá “un
estilo monumental de raíz renacentista italiana, con volúmenes macizos y
pesados, interiores decorados con esmero y un ambicioso programa de escultura y
pintura de contenido alegórico”, que se refleja en el Teatro Nacional.
Probablemente
también se ha tratado de mantener la fachada original, y de esta manera,
pasando por manos de tantas personas y siendo restaurada más de una vez, ha
perdido muchas características que en su día tuvieron. Al mismo tiempo, al
tener una fachada que no es tan llamativa, deja que al entrar a su amplio
espacio interior, te deje con “la boca abierta”.
Me parece que Roberto Lewis es una persona digna de admiración. Llevar a cabo
un lienzo de estas dimensiones para cubrir el techo de el primer teatro
panameño, es realmente un reto. En mi opinión, “la botó”. Al llegar a este
lugar, lo primero que me llamo la atención definitivamente fue el gran
candelabro que cuelga del techo, iluminando cada espacio del lienzo hecho por
Roberto Lewis. Este señor ha dejado una gran herencia al país, no solo al
Teatro.
Tuve la oportunidad de entrar al teatro a la parte del “backstage” una vez que
estaban preparándolo para una obra que sería en esa semana; pregunté si podía
entrar y los señores amablemente me dijeron que claro, mientras que ellos
estuviesen allí, allí podía estar. Tras que ya me parecía una obra maestra,
teniendo la percepción desde el público, me quede sin palabras estar parada
frente a todos los asientos, balcones y el gran espacio vacío que tenía
enfrente mío. Me quede parada un par de minutos, que para mí, pudieron haber
sido horas. Estaba totalmente sorprendida de la emoción y el silencio que
existía en este lugar. Ver el gran vacío del escenario, el pintoresco techo,
cada palco, cada detalle, cada pequeño ornamento me hizo entender cómo este
teatro es una impresionante composición que nos llama la atención a muchos;
incluso antes de ver cualquier obra teatral. Realmente el Teatro Nacional me
dejó sin aliento.
En el presente, está bajo remodelación y
estará cerrado al público por un cierto tiempo. También se ha utilizado para
grandes eventos panameños, como el reciente evento del IFF (Festival
Internacional de Cine) el año pasado (2015), ballet nacional, sinfónicas, obras
teatrales, entre otras. Honestamente, una obra para admirar.
Interesante tu punto de vista, muy poetico tambien.Me parece interesante tambien como la forma resuelve la acustica y como se ordena el espacio para que de foco quede el escenario. Muy bueno Maria, felicidades.
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