La Iglesia de Santa Ana
Effy Alexandra Tiniacos Tserotas
El Casco Antiguo de Panamá es un
lugar bohemio, rico en cultura e historia. Igual que un museo, colecciona
representaciones de lo que una vez fue. Pero muy parecido a las figuras de cera
de Madame Tussauds, los edificios que expone no son una réplica exacta del
antiguo barrio, y muchas veces nos encontramos con una imitación basada en las
memorias coloniales que inevitablemente son llevadas a cabo con una mentalidad
moderna.
Homólogo al caso del Casco, la
Iglesia de Santa Ana no es lo que una vez fue. Primero fue construida en
madera, pero en 1751 se decide reemplazarla por mampostería. Según la obra Panamá: Guía de Arquitectura y Paisaje,
la obra es finalizada en 1764, but is it
really? La iglesia, como tantas otras obras arquitectónicas del área,
sufrió reformas y remodelaciones a lo largo de los años.
Se puede observar que la fachada
principal consta de tres secciones: la primera, una torre-campanario; la
segunda, la entrada principal, y la tercera, un remate loquísimo que rompe con
toda simetría y estética colonial. La sección del medio está adornada por un
juego de falsas semicolumnas dóricas que marcan la entrada, y la parte superior
ondulada, que es completamente contraria al ortogonalismo colonial, esconde un
techo a dos aguas.
La fachada y sus formas curvas
apuntan a un esteticismo barroco que pudo ser traído al istmo por arquitectos
del viejo continente, ya que en los siglos XVI a XVIII, este fue el movimiento
que predominó. Pero, curiosamente, el barroco es aun más exagerado que lo que
observamos en esta fachada. Si sabemos que el barroco es una explosión de
decoración, y sabemos que la Iglesia de Santa Ana fue reformada en los siglos
XIX y XX, entonces podemos llegar a la conclusión de que la fachada es barroca con inspiraciones del movimiento Art Nouveau, que
junto con el Art Deco, caracterizan a esta curiosa vecindad.
En contraste a la fachada, la
Iglesia de Santa Ana es de planta rectangular y simple. Su interior,
modernizado en el siglo XX, consta de tres naves. Las columnas que separan las
mismas están unidas longitudinalmente por arcos de medio punto, rematando en un
arco rebajado frontal que se encuentra sobre el altar. Se observa que la
cubierta es a dos aguas, y que el balcón del coro sigue una línea simplista y
casi rústica. Las entradas laterales, a semejanza de la principal, siguen el
estilo Art Nouveau, con una reja metálica de elaborado diseño. El arco de medio
punto hace una reaparición en la parte superior de estas entradas, siendo
diferentes en cada una. En general, el interior se asemeja mucho al interior de
otras iglesias o catedrales de la época, como por ejemplo, la Iglesia de San
Felipe de Portobelo (aunque este último sea mucho más rústico).
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